Deseo agradecer a James Griffin y a quienes asistieron a los seminarios sobre derechos humanos que impartimos en forma conjunta en la Universidad de Oxford durante el período académico de Trinity en el año 2003, por sus comentarios al primer borrador de este capítulo. Asimismo, fue provechoso presentar diferentes versiones de este trabajo en la Universidad de Melbourne, la Universidad Nacional de Australia y la Universidad Monash durante mi estadía a principios del año 2004, gracias a la Australian Bicentennial Fellowship. Tengo una deuda especial de gratitud con Onora O'Neill y Thomas Pogge por sus comentarios. También deseo agradecer a Jerry Cohen, Samantha Besson, James Nickel, Leif Wenar, Charles Beitz, Mark Philp y William Twining, por sus amables y útiles respuestas a versiones previas.